Un nuevo libro publicado este mes en Estados Unidos aporta -30 años después- el dato de 300 mil dólares "perdidos" de los casi dos millones que El Mercurio recibió directamente de la CIA. Además, documenta otros cien mil de cantidades mayores todavía no determinadas provenientes de corporaciones que colaboraron con la agencia, como International Telegraph and Telephone, ITT.
Los esfuerzos de Edwards por entusiasmar a EEUU para impedir que Allende asumiera el mando de la nación el 3 de noviembre de 1970, y luego para derrocarlo, una vez instalado en la Presidencia, absorben el capítulo "The El Mercurio File" del libro "The Pinochet File", publicado este mes en el país del norte, contribución del académico Peter Kornbluh por desenmascarar las intrigas y conspiraciones secretas de Nixon en Chile y América Latina.
LA CLAVE DEL INTERES EDWARDS
Según Seymour Hersh, en su libro "El Precio del Poder", un día antes de elegido Allende el embajador Edward Korry cablegrafió desde Santiago que Edwards le dijo "haber invertido todo sus ganancias de años en nuevas industrias y modernización que se estropearían si Allende ganara". Korry apostaba a que al día siguiente vencería Jorge Alessandri, pero ganó la Unidad Popular con el 36,3 por ciento. Días después, Edwards llamó al jefe local de la CIA en Santiago, Henry Hecksher, para obtener una reunión más privada con Korry, fuera de la embajada. Korry evoca: "...quiso hacerme sólo una pregunta: `Militarmente, ¿hará algo el gobierno de EEUU -directa o indirectamente?'". Hacer algo militar directamente significa invasión. Korry dice hoy que "mi respuesta fue ¡No!".
Para que sus lectores estadounidenses visualicen mejor a Edwards, por esos años uno de los más ricos de Chile -con negocios bancarios, seguros, bebidas y una larga lista de empresas-, grandes medios de comunicación entre la media docena de corporaciones que controlan la prensa de EEUU, con presencia en Australia e Inglaterra.
Con la desclasificación de miles de archivos secretos de la CIA y de la Casa Blanca ahora existe un valioso banco de datos para comprender mejor cómo el dueño del pretendido émulo latinoamericano del The New York Times colaboró en fomentar el Golpe.
ABLANDANDO A NIXON
Edwards voló a Estados Unidos en cuanto ganó Allende -su hermana Sonia (izquierdista) quedó a cargo del diario- para dedicarse al lobby en la Casa Blanca. En sus memorias "Años de la Casa Blanca", Henry Kissinger anotó que fue frecuentado por Edwards y Donald Kendall, presidente de Pepsi Co., amigo del chileno y uno de los más íntimos de Nixon, además de generoso contribuyente de sus campañas.
El 14 de septiembre, Kendall visitó a Nixon para relatarle sus conversaciones con Edwards. Kissinger, entonces consejero de seguridad nacional, y John Mitchell, fiscal general, desayunaron con Edwards y Kendall al día siguiente, a instancias de Nixon, para escuchar sus propuestas ante la amenaza que significaba Allende. Kissinger llamó también al director de la CIA, Richard Helms, para que escuchara "la visión de Edwards" sobre Allende. Se encontraron en un hotel de Washington.
Lo que Edwards le dijo al director de la CIA fue "top secret" durante 30 años. Pero ahora, desclasificado el memorándum CIA "Discusión sobre la Situación Política chilena", el nombre de Edwards aparece tachado, aunque el texto deja claro que no pudo tratarse más que de una reunión Helms-Edwards por las alusiones al cónclave con Kissinger, asegura Kornbluh. El memorándum revela que Edwards promovió operaciones encubiertas estadounidenses orientadas a un golpe militar para detener a Allende antes de asumir la presidencia.
El memorándum registra que el chileno informó porqué Alessandri perdió la elección y "la posibilidad de una solución constitucional" -esquema inicial de la embajada de EEUU- mediante sobornos CIA a diputados chilenos que proclamarían a Alessandri, el segundo, en lugar de Allende, el ganador, posibilidad permitida por la Constitución de 1925 y factor desencadenante del asesinato del comandante en jefe del Ejército, general René Schneider. Alessandri renunciaría, habría nuevas elecciones y ganaría el democristiano Eduardo Frei Montalva, presidente saliente pero habilitado legalmente porque no sería una "re-elección".
El memorándum también registró probables riesgos de las "tesis edwardianas":
1. Si el esquema no funcionaba, ¿entonces, que? ...
2. Algunos diputados podrían actuar demasiado rápido o anunciar prematuramente su intención, gatillando "manifestaciones callejeras de los comunistas".
3. El general jubilado Roberto Viaux, cabecilla del intento de golpe de octubre de 1969 (contra Frei) [hay otro nombre tachado] o "algún otro prospecto" podría intentar un golpe y abortar cualquier esfuerzo por otro en serio.
El memo CIA registró también que Helms/Edwards consideraron otras opciones en el "Cronograma para una posible acción militar". Así se gestó la reunión de 15 minutos en la Oficina Oval, la tarde del 15 de septiembre, en que Nixon emitió su ahora célebre orden para fomentar la acción militar que impediría a Allende llegar a La Moneda, registrada para la historia en los garabatos manuscritos de las notas de Helms: "¡Quizás, 1 en 10 oportunidades, pero hay que salvar a Chile!... No importan los riesgos involucrados... US $10.000.000 disponibles, y más si es necesario. Trabajo a tiempo completo -con nuestros mejores hombres. Hacer chillar la economía". Años después, cuando testificó bajo juramento ante el Comité investigador del senador Church, Helms declaró: "Tengo la impresión que el Presidente llamó a esta reunión, en que yo escribí mis notas a mano, debido a la presencia de Edwards en Washington y eso... Edwards estuvo informándonos sobre las condiciones en Chile".
FINANCIANDO EL MERCURIO
Tres días después de instalado Allende en La Moneda, Nixon emplazó -6 de noviembre- a su Consejo de Seguridad Nacional a discutir una mejor estrategia para herirlo. ¡"Derróquelo!", recomendó su secretario de Estado, William Rogers. Kissinger presentó cinco puntos diseñados por la CIA para desestabilizar la capacidad de Allende de gobernar. El número 4 se titula "Asistencia a ciertos periódicos usando a los medios de comunicación de Chile capaces de criticar al gobierno de Allende".
La ayuda a los medios de comunicación del grupo Edwards empezó antes que asumiera Allende. Una tarde de septiembre de 1970 altos funcionarios de la Administración Nixon cabildeaban en secreto ante las compañías estadounidenses y las instituciones financieras "para hacer chillar la economía de Chile", según las instrucciones del Presidente. El embajador Korry intercedió ante uno de los acreedores norteamericanos de El Mercurio, First NCB, para que fuera indulgente con las deudas de Edwards. "He hablado de nuevo [a] aquí con el gerente de First NCB", informó Korry en un mensaje Top Secret/Eyes Only del 25 de septiembre. "¿Por qué están poniendo a El Mercurio contra la pared? Le dije que no me gustaría informar a la Casa Blanca de esta acción extraña que podría tener sólo el efecto de amordazar a la única voz libre de Chile". Korry aseguró que el gerente "cambiaría rápidamente su melodía con El Mercurio".
Para variar, El Mercurio estaba en dificultades financieras con sus acreedores. Las instrucciones de Nixon de "hacer chillar la economía" (15/9/70) y de un asedio invisible contra las transacciones económicas bilaterales y multilaterales en Chile también afectaban la salud financiera de los grandes negocios. La fortaleza del sindicato izquierdista del diario y el recorte del flujo de publicidad del gobierno -a consecuencia de una ley aprobada por un Congreso controlado por la oposición- inspiraron a Edwards para "denunciar" inexistentes intentos de cerrar deliberadamente los medios de comunicación de oposición. La libertad de prensa fue entonces el tema número uno en los ataques de la propaganda de la administración de Nixon contra Allende.
A comienzos de septiembre de 1971, un emisario de El Mercurio se acercó a la estación de la CIA -al parecer en Santiago- a pedir fondos. El día 8, la CIA pidió un millón de dólares al Comité de los 40 -la agrupación secreta de altos funcionarios liderada por Kissinger para vigilar las "operaciones encubiertas". El Mercurio podría así sobrevivir uno o dos años. La CIA aseguró que "sin ese apoyo financiero el diario cerraría antes de fin de mes, aunque este cierre sería por razones económicas". También afirmaba que "no hay ninguna duda que estos problemas financieros han estado inspirados políticamente".
"SUBIENDOSE POR EL CHORRO..."
Las demanda de la CIA encendieron un debate interno en la cerrada fábrica de la política estadounidense. Otro papel presentado a Kissinger como "Secret/Sensitive/Eyes Only", ahora desclasificado, propuso dos "opciones básicas":
1: Proporcionar urgentes 700 mil dólares iniciales a El Mercurio "para asegurarle el papel", fabricado entonces por La Papelera del grupo Matte y Jorge Alessandri y falsamente amenazado por Allende y "las obstrucciones obreras".
2: Cerrar El Mercurio (unilateralmente) y aullar al máximo por la libertad de la prensa, con "denuncias" a nivel mundial contra "el régimen marxista".
Para la CIA, la segunda opción era muy arriesgada porque "Allende podría demostrar que el cierre se producía por la ineptitud financiera de El Mercurio", o sea, la vieja historia de mala gestión Edwards. El jefe de la estación CIA y el embajador Korry votaron porque se diera plata, mientras otros burócratas creían que un millón de dólares era "un precio muy alto por tan poco tiempo de sobrevivencia" porque nunca pusieron en duda el cuento de que Allende iba a cortar el papel.
El Mercurio, efectivamente, dejó de salir un par de días, alegando "falta de papel", pero por su propia decisión. Entonces pareció una maniobra más en la campaña internacional CIA en favor de "la libertad de prensa", cuando el entonces monopolio del papel -Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones- lo detentaban Eleodoro Matte Ossa y Jorge Alessandri Rodríguez, ambos allegados y "protectores" de Edwards. Cualquier día "La Papelera", o la CMPC, amanece como dueña de El Mercurio por la deuda sempiterna de su diario favorito.
El gobierno de Allende nunca tuvo nada que ver con la CMPC, que siempre fue privada, aunque abusó de su posición monopólica protegida o tolerada por todos los gobiernos, incluso el de la UP (ver anexo sobre Allende y la libertad de expresión en www.elperiodista.cl). Pero hoy los papeles ex secretos hacen vislumbrar una segunda intención de Edwards en la movida de la auto clausura: ablandar y presionar a EEUU para que soltara más dinero. La sabia técnica de "dos pájaros de un tiro".
Los documentos muestran que Nixon autorizó personalmente los primeros fondos encubiertos por 700 mil dólares, el 14 de septiembre de 1971. Kissinger le dijo a Helms que el Presidente estaba dispuesto a más, con tal de "sostener el periódico".
La fuerza de la decisión presidencial estimuló a Helms a autorizar a la División CIA Hemisferio Occidental a "exceder los 700 mil, incluso por encima del millón de dólares, para garantizar el almacenamiento de papel supuestamente escaso.
En otra decisión, al parecer, guardada confidencialmente por los investigadores del Senado en 1974-75 y tachada cuando la CIA y el Consejo de Seguridad Nacional (NSC) la desclasificaron, Kissinger aceptó personalmente una entrega adicional por 300 mil dólares.
Tanto dinero no era suficiente para saciar la voracidad del diario de Edwards. En abril de 1972, la CIA pidió otro "adicional" de 965 mil con el argumento mendaz de que Allende seguía amenazando el flujo de papel, cuando el problema real era la insolvencia financiera de la empresa. Otro memorando "top secret" informó a Kissinger que se trataba de "un préstamo" para cubrir el déficit mensual de la publicación hasta marzo de 1973 y "mantener un fondo de contingencia para [tachado], emergencias como requisitos del crédito, nuevos impuestos y otras deudas bancarias que podrían conocerse a corto plazo".
Según los argumentos CIA, ese dinero era "esencial" para que El Mercurio favoreciera a los candidatos de oposición respaldados por la agencia en las elecciones legislativas de marzo de 1973, donde Allende obtuvo más del 40 por ciento del apoyo popular.
Un memorando de conversación, del 15 de mayo de 1972, entre el CIA Jonathan Hanke y el ITT Hal Hendrix, da cuenta de un depósito por 100 mil dólares a favor de Edwards. "(Hendrix) me dijo que el dinero para el grupo Edwards pasó por una cuenta suiza", informó Hanke a sus superiores. Los agentes de la CIA lo escribían todo.
RECUADRO
Hitos del "Proyecto Mercurio"
" Edwards comenzó a cabildear "preventivamente" en EEUU antes que Allende fuera elegido -el 4 de septiembre de 1970- como jefe de Estado. Abogó por una intervención estadounidense agresiva. En marzo de 1970 le dijo al magnate David Rockefeller que "los Estados Unidos deben prevenir la elección de Allende", según su autobiografía publicada en 2002.
" Antes que Allende asumiera -el 3 de noviembre de 1970- discutió con la CIA "el cronograma para una posible acción militar" que impidiera la asunción.
" El gobierno de Nixon autorizó casi dos millones de dólares para fortalecer a El Mercurio, una suma estratosférica en el mercado negro de la época.
" Un cable secreto de la CIA de mediados de 1973 identifica a El Mercurio como "el partidario más ferviente de la oposición" de una intervención militar para deponer a Allende.
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